Àtame a tí

      Sólo con rozar mi piel con tu piel,
me enciendo,
muero con oler el efluvio de hembra excitada
que desprende tu bendito cuerpo,

      con tan solo sentir tu insaciable y húmeda boca
succionandome, besándome, martirizándome,
me estremezco,

       me derrites con la llama que propaga tu mirada,
tus palabras lujuriosas a mi oído, entre susurros
y cálido aliento.

      Me enardece contemplar la frenética danza
de tu vientre cautivándo a mis caderas,
sentir tu vulva palpitante y hambrienta,
húmeda y voluptuosa, anfitriona voraz y zalamera,

       usurpadora de la indomable prominencia de mi sexo,
gozando al unísono de un intenso estallido
de sensaciones dulces y placenteras.

     De febriles deseos están impregnados
nuestros más íntimos rincones,
recovecos que esconden las carnes ardientes
de dos apasionados amantes,
cuerpos que retozan en un ritual lascivo,
consumiéndose en un voraz fuego de pasiones....