Mi jardín marino

                     No hay nada más maravilloso y fascinante que hacer realidad nuestro sueño dorado, permaneciendo enamorados y juntos, refugiándonos en nuestra playa desierta, desconectados del resto del mundo.

                     Anclados en nuestra época elegida, poseyendo aquello que anhelamos, soledad buscada y deseada, nuestro propio cielo, nuestro mar inmenso, con playas de fina arena blanca donde jugueteen nuestros  ansiosos y desnudos cuerpos.


                    Cuerpos de nácar y bronce, ávidos de sol, de sal, de besos y caricias, dejándose llevar por la pasión y la lujuria, envueltos por el vaivén de estimulantes olas suaves y tibias.


                   Cuanto más poseo tu cuerpo, más deseos de tí tengo, deseos de poseerte, de sentir tus besos de fuego, de estrecharte entre mis brazos sintiendo el calor de tu pecho en mi pecho.

                 
              

                         Concédeme la primicia satisfaciendo así mis más fervientes deseos, de tu divino jardín de rosas quiero ser fiel jardinero, cuidando y mimando de cada flor tuya hasta el último pétalo, los que adornan cada palmo de  tu piel , inundándo de fragancia cada poro de tu cuerpo y tus aterciopelados y turgentes senos, el carmesí de tus labios y la madreselva que cubre tus cabellos.


                       Quiero libar hasta embriagarme el néctar que para mí atesoras, quiero saciar mi sed insaciable bebiendo del manantial de tu cuerpo.